Las transformaciones sociales y políticas de la economía digital – Juan Ignacio Gaya Fuertes
El término de nueva economía (o economía digital o economía de internet) fue creado a finales de los años 90 para describir la evolución económica de una economía basada principalmente en la fabricación y la industria a una economía basada en el conocimiento, en los Estados Unidos y otros países desarrollados, debido en parte a los nuevos progresos en tecnología y a la globalización económica. En ese momento, algunos analistas entendieron que este cambio en la estructura económica había creado un estado de crecimiento constante y permanente, de desempleo bajo, y relativamente inmune a los ciclos macroeconómicos de auge y depresión, aunque esto último como hemos vistos los pasados 5-7 años no es del todo cierto. Además, creyeron que el cambio supondría que antiguas prácticas de negocios quedasen obsoletas. Creando y renovando así diversas maneras e ideas de negocio.
Actualmente, en un momento de crecimiento económico nacional, europeo y global es una oportunidad para que cada país o conjunto de países, como la Unión Europea, preguntarse (o repreguntarse) cómo se debe abordar el desafío de articular y consolidar su economía digital. Para ello, habría que saber responder a preguntas sobre cómo identificar y aprovechar las nuevas oportunidades para avanzar en el desarrollo económico.
En primer lugar, es necesario renovar las estrategias para maximizar el impacto de la economía digital en el crecimiento, la innovación, el cambio estructural y la inclusión social. Los principales desafíos son asegurar las condiciones mínimas para que las inversiones TIC tengan un impacto positivo en el crecimiento económico; promover y consolidar un modelo de difusión e innovación tecnológica basado en la banda ancha y fibra óptica, compatible con los objetivos de inclusión social, y promover un cambio de la estructura productiva que, a partir de las especificidades económicas e institucionales de cada país, articule el conocimiento con la producción y fortalezca al sector de software y aplicaciones. En segundo lugar, se requiere consolidar un marco de políticas que actúe sobre los factores críticos que condicionan el despliegue de la economía digital. Las principales brechas que es necesario abordar se encuentran en la inversión en infraestructura de telecomunicaciones, la demanda de banda ancha y el desarrollo de la industria de software y aplicaciones. La política pública es indispensable para asegurar la equidad en el acceso y uso de las TIC que tienen elementos de interés público en tanto facilitan la provisión de servicios sociales (gestión pública, salud y educación) y de bienes públicos. En tercer lugar, se debe avanzar hacia una institucionalidad para la economía digital que integre a las iniciativas de política sobre banda ancha, industrias TIC e inclusión digital.
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